El martes 18 de mayo de 1875, a las 11:15 a.m., un poderoso terremoto con epicentro en Cúcuta devastó la región, dejando una huella imborrable en el estado Táchira y en el noreste de Colombia. Con una magnitud estimada entre 7.5 y 8.5, el sismo destruyó por completo Cúcuta y sus alrededores, causando la muerte de más de 2500 personas.
San Cristóbal también sufrió grandes estragos, con el derrumbe de la Iglesia de San Juan Bautista y la destrucción de gran parte del barrio La Ermita. Aunque la cifra de fallecidos en la capital tachirense no alcanzó la magnitud de Cúcuta, se reportaron al menos 25 muertes, además de la pérdida de archivos históricos que afectaron la preservación de documentos clave sobre el pasado de la ciudad. Como consecuencia del terremoto, San Cristóbal perdió casi todas sus edificaciones coloniales, lo que definió su imagen arquitectónica en las décadas siguientes.
El impacto del desastre también se sintió en San Antonio del Táchira, Ureña y Capacho, donde las edificaciones colapsaron y la población quedó en ruinas. En el caso de Capacho Viejo, la destrucción fue tal que sus habitantes se vieron obligados a trasladarse a una nueva ubicación más baja, dando origen a Capacho Nuevo.
El gobierno de Antonio Guzmán Blanco tomó medidas inmediatas para socorrer a los afectados, enviando médicos, provisiones y refuerzos para mantener el orden. Además, encomendó a Pascual Casanova, primer gobernador del Táchira, la coordinación de la ayuda en la provincia.
En 1876, el Concejo Municipal de San Cristóbal emprendió una reconstrucción total, demoliendo las estructuras vencidas y redefiniendo el desarrollo urbanístico de la ciudad.
Luis Hernández Contreras
Cronista oficial del municipio San Cristóbal.
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